Rescate 911
8:23 | Author: Camilo Javier
Lucas 19:10 "Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido".

Vivimos un tiempo en el cual nuestros países latinoamericanos sufren de mucha pobreza, padecen grandes necesidades, hay crisis de valores, porque quienes nos gobiernan se han empeñado en vender un modelo de prosperidad basado en el dinero fácil e ilícito, producto de la corrupción, de desfalcar el erario, de apropiarse de todo lo del pueblo en base a engaños, mentiras, falsedades y de taparse sus maldades unos con otros.

"Métete a político y serás rico de la noche a la mañana", es lo que dicen.

Sin embargo, Dios no se ha ido, Él está ahí mirando sus obras y pagará a cada uno según corresponda.

Esta es una época en la cual se ha perdido la credibilidad de los hombres, ya nadie cree en nadie, sea político, vendedor, religioso -católico o protestante-, porque dice la Biblia que por haberse multiplicado la maldad el amor de muchos se enfriará y se preguntan ¿cuando el Hijo del Hombre venga, hallará fe en la tierra?

Los valores y principios que aprendimos de nuestros padres se han perdido, no hay respeto a las leyes, a la autoridad, a nada ni a nadie. Quienes juran cumplir y hacer cumplir las leyes son los primeros que las violan. Todo por el afán de lucro, de dinero, de poder.

Entonces, es ahí donde entramos nosotros, aquellos que hemos sido lavados con la sangre bendita y preciosa de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Es hora de armar una revolución, pero una revolución espiritual, denunciando los males y señalando los correctivos que se deben aplicar, que es tiempo ya de enderezar lo torcido y de poner un freno a la corrupción en la nación.

No obstante, el juicio tiene que comenzar por casa, hay que advertir a la Iglesia que Cristo viene ya y no es un juego, que quien no esté listo con su lámpara encendida y provisión de aceite se quedará, que uno será tomado y el otro será dejado por sus malas obras, que hay que estar apercibidos por todas las señales que estamos mirando, guerras, rumores de guerras, hambre, pestilencia, terremotos en distintos lugares, tsunamis, apostasía que eso mete miedo (ver gente que antes era usada por Dios predicando un evangelio diferente al que está en la Biblia, un evangelio de prosperidad y de bienestar, sin pasar por el desierto, sin tomar la cruz cada día, sin ningún tipo de sacrificio, oh...), que el Señor reprenda al diablo.

Hay que pararse en el camino y preguntar por la senda antigua y andar por ella. Hay que entender que muchos son los llamados y pocos los escogidos. Que este es un camino estrecho, lleno de piedras y espinos, y que ancho, espacioso es el camino que lleva a la perdición y muchos son los que andan por él. O sea, que esto no es un asunto de cantidad, sino de calidad. De buscar a Dios de verdad, que se note el cambio, que se vea una transformación en tu vida, sea bendito el nombre de Dios.

Para poder impactar a otros, para marcar la vida de otros, comenzando por tu familia, hay que ser parte de la generación renovada, de aquellos que dan testimonio de Cristo con su estilo de vida.

Cuando Jesús pronunció las palabras que motivan este mensaje se hallaba comiendo en la casa de un pecador, de un publicano, y no todo publicano, el jefe de estos cobradores de impuestos (leer Lucas 19:1-9).

Zaqueo se recuerda más por su tamaño que por lo que hizo, pero este fue un hombre que dio frutos dignos de arrepentimiento, si no, no lo mencionara la Biblia. Porque él descendió de lo alto en que se encontraba, dejó atrás la altivez, la prepotencia y se humilló. Él se esforzó por ver a Jesús, por hablar con el Hijo de Dios.

Hoy tú no tienes que correr, no tienes que treparte a un árbol, solo abrir tu corazón. Si lo haces y dejas entrar a Jesús, Él cambiará tu vida y te salvará de la condenación eterna.

Dios te bendiga.
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